Mujeres llamadas a resplandecer como de Hijas de Dios
- Vero Gutierrez
- Mar 11
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“Mujer, levántate y resplandece” fue el lema del segundo Congreso de Mujeres Católicas en Idaho, que se celebró en la ciudad de Jerome el 1 de marzo con una asistencia de más del doble de las 400 mujeres que se esperaban.
Acudieron mujeres católicas de las diferentes parroquias del estado de Idaho, la mayoría de ellas de origen mexicano, aunque también había algunas de Brasil, Nicaragua, Costa Rica y Perú.
El evento, organizado por la emisora Sal y Luz, comenzó con la Santa Misa oficiada por el párroco de Saint Jerome, el Padre José de Jesús González, quien en su mensaje invitó a las participantes a no tener miedo y quitarse la coraza para mostrar que son débiles y que necesitan ayuda, que solo Dios puede brindar para reconstruirse, vivir, florecer y dar fruto.
El Padre Ramón Hernández fue el encargado de inaugurar las charlas del día. Hernández hizo hincapié en la necesidad de no distraerse con adornos superficiales, sino de reconocer que la verdadera belleza que Dios ha heredado a la mujer desde el principio de la creación, cuando la creó perfecta e hija del Rey, se encuentra en su interior.
Con la lectura del capítulo 3 del Génesis, el Padre Julio Vicente, fue abordando el tema sobre “la caída de la mujer” para poner a sus oyentes en contexto sobre el origen del pecado en la humanidad, y como hasta nuestro tiempo el mal sigue acechando e intentando derrumbar la relación que tenemos con Dios.
Invitó a todas las mujeres a mantenerse fuertes y luchar por sus familias, a no acercarse al tentador porque estamos en peligro, y no somos capaces de ganarle si no es con la gracia de Dios.
El Padre Julio Vicente puntualizó: “Mujer, no te conformes con baratijas, porque hay un gran banquete esperándote. Deja que el Señor entre con toda su majestad en tu alma y te renueve”.
La hermana Nicauly Valeria, Misionera Servidora de la Palabra, compartió su gran alegría tocando la guitarra y dirigiendo algunos cantos como introducción a su tema
“Levántate,mujer”.
A lo largo de su charla, la hermana Nicauly, recordó a las mujeres que la raíz del pecado se encuentra en el corazón de las personas, porque es ahí donde se anidan los malos deseos, por eso es importante no ser permisivas ni albergar apegos desordenados, que nos puedan llevar a la “caída”, es decir, alejarnos de Dios.
La Hermana Nicauly reconoció que como mujeres vivimos con miedo a las enfermedades físicas, pero no nos preocupamos por las enfermedades del alma, como la enfermedad de la soberbia o el egoísmo.
Actualmente dijo, hay muchos estados mentales que nos conducen a la depresión y a la tristeza, por la falta de Dios en nuestras vidas. Pero resaltó que, aunque Dios nos ha hecho libres, muchas veces no sabemos elegir bien y eso nos conduce a la infelicidad y la tristeza, porque el pecado produce alejamiento de Dios y lejos de Él, no hay felicidad plena.
“Jesús nos recuerda que Él es el camino, la verdad y la vida, pero debemos pedir a Dios el don del discernimiento, para tomar decisiones sensatas en la vida,” añadió la hermana.
Levantarse, dijo, es convertirse a Cristo y la conversión es verdadera si el rumbo se mantiene firme. “No podremos levantarnos si no cambiamos nuestra mentalidad. Y ese cambio comienza con un encuentro con Jesucristo”.
Insistió en que la verdadera conversión comienza en el corazón y no se debe a emociones, sino a una opción por una nueva vida. Es verdadera conversión, cuando perseveramos, insistió.
Finalmente, les exhortó a las mujeres a vivir como hijas de Dios y coherederas de Cristo. Recomendó usar estos tres instrumentos para lograr un cambio: primero, la liberación, porque el Señor ya nos ha arrancado del poder de las tinieblas y nos ha restaurado con su gracia; segundo, la sanación, que solo podremos lograr con el poder de Dios; y tercero, la unción con el Espíritu Santo, que nos da la fuerza para mantenernos en amistad plena con Dios.
Para concluir, el Padre Ramón Hernández, recordó a las mujeres que no deben seguir los estereotipos de belleza que el mundo les presenta, sino que están llamadas a brillar con la belleza original con la que Dios las revistió desde la creación del mundo.
“Hay que reconocer que eres hija de Dios y tu valor proviene de Él”, dijo el Padre, “pon la mirada en lo que Dios te ha dado, aprende a disfrutar de lo que tienes, dando gracias a Dios por todos los bienes recibidos de su divinidad”.
Para concluir el congreso se vivió un momento de adoración con el Santísimo, dirigido por el Padre Ramón y la Hermana Nicahuly Valeria, Misionera Servidora de la Palabra.
Las participantes tuvieron la oportunidad de venerar la reliquia de primer grado de Santa María Goretti, una santa italiana que murió mártir a los 12 años por defender su pureza y logró la conversión de su asesino, quien además fue testigo en su proceso de canonización.
Durante el día, los Padres Misioneros de la Palabra Abraham Ávila y Jesús Hernández; así como los Padres José de Jesús González, Julio Vicente, Camilo García, Pedro Cepeda y Robert Méndez, estuvieron ofreciendo el sacramento de la Reconciliación.
Antes de terminar el Congreso rifaron entre las participantes un icono de la Santísima Virgen diseñado por el obispo de la Diócesis de Boise, Peter Christensen.
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